jueves, 11 de agosto de 2011

2 horas después.

Dos horas después.

Al final ella cogió el teléfono con infinita paciencia. Las manos le temblaban; y aunque lo quisiera negar, que aquello que él le hubiese dicho pudiera ser verdad, le alegraba de una extraña y compleja manera.

Un tono. Nada. Dos. Seguía sin contestar. Tres...

-¿Diga?- dijo una voz adormilada.

-¿Gabriel?-

-Supongo.-

-Entonces he de suponer que estoy hablando con una pared.-

-Algo así- a lo que acompaño una leve risa.

-Te tenía que preguntar algo.-

-Dispara.-

-¿Lo de antes...?-

Un intenso, pero breve silencio se produjo entre emisor y receptor. Aunque fue el chico, el que acabo con ese incómodo momento, ella sabía que algo fallaba ahí.

-Lo siento, Julls, no recuerdo nada.-

-¿Resaca?-

-Creo que así es como lo llaman.-

-Entonces no te preocupes, ahora descansa. Ya hablamos. Adiós.-

-Si... ya hablamos.-

La comunicación se cortó. No sabía quien de los dos lo había hecho primero. Pero la chica de la melena pelirroja como el fuego estaba deprimida; por un momento, pensaba que todo se iba a solucionar. Pero la decepción acababa de llamar a su puerta una vez.

Rápidamente escribió un sms; y le dio a enviar. Esto no podía acabar así.

"Te quiero, me has dicho."




3 comentarios:

  1. falso falso, lo que pasa es k aora se ace el sueco por miedo, cobarde!! ;)

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  2. Uuuy Gabriel, te están acusando de mentiroso!

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