sábado, 1 de octubre de 2011

Un otoño después.

El aire otoñal empezaba a danzar por las bulliciosas calles de aquella ciudad. Todas esas personas intentaban resguardarse del frío, en un bar, en alguna casa, en el cine... donde la voluntad quisiese. Una chica, con una gran carpeta de dibujo turquesa, buscaba un refugio, para que todos aquellos dibujos no se destrozaran. Aquellas personas que pasaban a su lado se quedaban mirándola inconscientemente. Tal vez, seria por esa gran carpeta con una mariposa ulises dibujada a un lado, y una extraña telaraña al otro; o tal vez, por la extraña belleza que la acompañaba.

Su melena pelirroja lucia una trenza, algo desaliñada, sus ojos negros penetrantes y honestos, su escasa estatura, sus labios rosados y carnosos, o tal vez esa mezcla entre rebeldía y dulzura que mostraba su manera de andar.

Fuera como fuese, alguien se intereso demasiado en descubrir la identidad de aquella chica, que muchos otros, llamaban Julliete.

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